En el silencio de la oración, centro mi atención en la presencia de Dios. Aquieto mis pensamientos y escucho a medida que Dios me habla:
“No temas, porque estoy contigo. Te sostengo en Mi abrazo amoroso, protegiéndote, consolándote y dándote la fortaleza que necesitas.
“Mi presencia está contigo y en ti. Siente Mi amor y disfruta de paz en tu mente y corazón. Ten fe, ten calma, ten serenidad —mis regalos para ti. Siente la seguridad de que estoy en cada una de las personas en la Tierra. Yo guío las mentes y los corazones de todas Mis creaciones; para que la lucha cese y la comprensión reine. Siempre estoy contigo, mi bien amado. Disfruta de Mi paz”.
Que en el corazón de ustedes gobierne la paz de Cristo.—Colosenses 3:15