Mis cargas desaparecen cuando las ilumino con la luz del Espíritu. Yo soy libre.
Algunos días, los pensamientos preocupantes y las inquietudes parecen ser compañeros constantes. De ser así, hago una pausa, me dirijo a mi interior y descanso en el Espíritu.
Para sentirme plenamente cómodo con mi vida quizás piense que necesito controlar cada variable en ella: la familia, los amigos, el gobierno, el clima. Mas experimento verdadera libertad cuando confío en Dios, cuando pienso, me muevo y tengo mi ser consciente de mi naturaleza espiritual. Respiro profundamente varias veces y afirmo: Yo soy libre. Yo soy ilimitado . Mis preocupaciones comienzan a disiparse y mi mente es restaurada a su estado libre natural. Mis tribulaciones desaparecen cuando las ilumino con la luz del Espíritu.
Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar.—Mateo 11:28
La ley de acción mental dice: Los pensamientos mantenidos en la mente producen según su g énero . Soy un pensador creativo que es plenamente responsable por sus pensamientos. Así que, al orar, reemplazo pensamientos negativos por positivos.
Cuando alguien ha dicho o hecho algo que me molesta, hago una pausa. Tomo aire lentamente y, haciendo uso de mi mente, borro la ira y ofrezco el perdón. Esto evita que reviva la percibida ofensa una y otra vez. ¡Qué alivio! Al cambiar mis pensamientos, comienzo a vivir en el sosiego que me brinda el perdón.
Perdonar me libera de aquello que pudiera obstaculizar el vivir plenamente en el ahora. Perdono y vivo en el gozo de cada día.
No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.—Lucas 6:37