No importa para qué fue diseñada una base: para sostener una casa para una familia o un edificio de apartamentos— lo esencial es que sea sólida. Lo mismo pasa con la vida. Día a día, edifico una base sólida de conciencia espiritual, la cual, a pesar de las distracciones a mi alrededor, me ayuda a permanecer centrado en mi fe a medida que atravieso y dejo atrás cualquier apariencia de desorden.
Puede que no siempre actúe y hable de maneras certeras, mas tengo en mí la esencia de la perfección de Dios. Mi compromiso para expresar la divinidad eleva mi conciencia de orden gracias a una percepción interna y sagrada. Estoy en el fluir del orden divino.
Porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad.—Filipenses 2:13
Mi mente está abierta y receptiva a un fluir ilimitado de ideas divinas.
Una vida rica y próspera comienza con ideas ricas y prósperas. Mi mente está abierta y receptiva al fluir ilimitado de las ideas divinas. Pienso con la mente de Dios. Cada aspecto de mi ser está sintonizado a la expresión armoniosa de las ideas divinas.
En vez de ver mi prosperidad como algo que busco en lo externo, tengo presente que su fuente está en el poder creativo en mí. Ser próspero es mi estado natural —fluyendo de adentro hacia afuera. Me entrego completamente a la expresión de nuevas avenidas de inspiración divina que desean expresarse por medio de mí.
No importa lo que esté sucediendo fuera de mí, el fluir divino de abundancia se lleva a cabo por medio de mí ahora como inspiración, creatividad e ingenuidad.
Llevarás a buen término todos tus planes, y en tus caminos brillará la luz.—Job 22:28
La oración de San Francisco nos dice: “Porque es dando que recibimos…” El simple acto de compartir abre mi corazón, creando una conciencia del enlace energético que existe entre esa persona y yo.
Todo lo viviente está vinculado por medio de la totalidad que es el Espíritu. El dióxido de carbono que las plantas necesitan para sobrevivir es creado en mí, mientras que el oxígeno que yo necesito proviene de las plantas.
Hoy miro a mi alrededor y me permito apreciar todas las maneras cómo contribuyo al mundo, y me doy cuenta de todo lo que el mundo me da a cambio. Al dar, tomo parte en el fluir divino de la vida. Mientras más doy, más recibo, y expreso mi divinidad de maneras más amplias.
Los obsequios te allanan el camino y te llevan ante grandes potentados.—Proverbios 18:16