Jesús, querido, generoso maestro, cierra los ojos por mis debilidades, y concede la fuerza de mi corazón, por lo que a menudo cansado y torturado por los dolores de la vida ... fortalecer mi voluntad, coraje y determinación, por lo que no se dio por vencido, ni vacile delante de los desafíos, de las luchas diarias o de los fracasos ... Ayúdame, Jesús, a poner mi fe en acción ... Dame el don de la paciencia de saber esperar tu tiempo, aceptando siempre tu voluntad en todos los momentos ... Tócame con tu bendición y tu divina luz, para que yo duerme con paz en el corazón! ... así sea siempre ... ¡Amén!
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