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De: Tatisverde (Mensaje original) |
Enviado: 14/11/2018 19:50 |
DEJO IR EL TEMOR Y CENTRO MI ATENCIÓN EN EL AMOR.
La presencia de Dios está por doquier. Por tal motivo, todo lo que sucede en mi vida ocurre dentro del orden divino. Dejo ir la preocupación y el temor porque confío en lo Divino en mi interior. Si siento miedo, puede que no tenga mi atención centrada en Dios. Al dejar ir el estrés y la tensión, y confiar en Dios, disfruto más de la vida.
Dejo ir pensamientos negativos y temerosos y lleno ese vacío con pensamientos de Dios. Utilizo afirmaciones que me ayuden a mantener mi mente en la fe. Al liberarme del estrés y de la ansiedad disfruto de un estado de paz. Mi cuerpo descansa, y sé y confío en que todo está bien. Partiendo de este lugar de calma, respondo a la vida con facilidad y gracia.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida … nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús.—Romanos 8:38-39
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EN UNIDAD, VIVIMOS EN AMOR.
Jesús fue claro con quienes se reunían en su nombre cuando dijo: “Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros” (Juan 13:34). Sus seguidores observaron esta directive según participaban en comunidades espirituales, interactuando libremente unos con otros y ayudando a los necesitados. Compartían la disposición de vivir en amor.
Recuerdo las palabras de Jesús y siento mi conexión con los seres en el planeta. Sé que todos somos verdaderamente Espíritu, unidos íntimamente por medio de la energía de la Mente divina. Comparto mi energía apacible y amorosamente. En mi trabajo, en mi tiempo libre y cuando sirvo a otras personas recuerdo nuestra unidad. Al hacerlo, reafirmo mi vínculo con el Amor Infinito y con todo lo viviente.
En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros.—Juan 13:35
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De: VAINICA |
Enviado: 24/11/2018 11:43 |
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ME ELEVO EN ALAS DE ORACIÓN PARA LLEVAR A CABO MI POTENCIAL DIVINO.
Externamente, las personas son diferentes de cualquier manera imaginable. Pero, por debajo de las aparentes desigualdades, por debajo de las diferencias causadas por el medio ambiente y otros factores, existe el potencial divino que es el mismo en todas las personas.
Todos tenemos el espíritu de Dios en nosotros. Todos nosotros no lo expresamos en el mismo grado —algunos han permitido que florezca, otros lo han descuidado, e incluso hay otros que no saben de su existencia— de aquí la aparente desigualdad. El mismo Espíritu que estaba en Cristo Jesús está en todos. Tener presente esta verdad nos libera de un sentimiento de competencia y establece la paz.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.—1 Corintios 12:4
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RESPIRO Y SIENTO MI UNIDAD CON DIOS Y CON LA VIDA.
El respirar es un proceso automático; sin embargo, la respiración consciente —prestar atención y mantener la intención de centrar mi mente— me permite enfocar mi energía. Tomo aire a medida que cuento hasta tres en silencio. Hago una pausa, contando uno, y boto el aire contando hasta tres.
Repito esto varias veces. Hacerlo me ayuda a apartarme de lo atareado del día. La respiración y la energía están entretejidas, y la respiración consciente me ayuda a descansar y darme cuenta de la magnificencia de la vida. ¡Respiro, mi corazón late y estoy vivo!
El enfocar mi atención en la respiración me ofrece claridad, y durante ese tiempo valioso, ninguna otra cosa importa. Respiro y siento mi unidad con Dios y con la vida.
El espíritu de Dios me ha creado; el soplo del Todopoderoso me dio vida.—Job 33:4
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De: VAINICA |
Enviado: 06/12/2018 10:56 |
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