CARTAS QUE SANAN
Cuando escribas una carta muy iracunda a algún amigo o familiar
que te ha herido de manera profunda, ¡no se la envíes!
Deja que la carta descanse sobre tu escritorio durante algunos días
y vuélvela a leer varias veces.
Después pregúntate:
¿Esta carta va a aportarnos vida, a mi a quien la reciba?
¿Es una carta que puede curar el mal hecho, una carta que redunde
en bendiciones?
No tienes que ignorar que estás profundamente herido.
Es un hecho.
No tienes que ocultarle a la otra persona que estás ofendido.
Pero sí puedes responder de una manera que haga posible la curación
y la bendición y que abra la puerta a una nueva vida.
Vuelve a escribir la carta, si al leerla piensas que trae vida, envíala
con una oración.
~Romanos 12: 9-10~ ~1ª Corintios 16: 14~ ~2ª Corintios 2:4
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