Llegaste tú a mi vida cual sol de la mañana, justo por la ventana que da a mi corazón, se robó mis sentidos tu luz de filigrana, tu sonrisa de Diana… cautivó mi razón. Tu mirada de encanto se adueñó en el momento como embrujo de cuento hechizando mi ser, cuántas noches de insomnio lo saben que no miento, todo mi amor sediento… buscando tu querer. En mis dudosas horas ensayé el primer beso con todo el embeleso que en mi pecho sentía, tan sólo quería uno en tus labios de cerezo, y al dejártelo impreso… imaginarte mía. Qué hubiese dado entonces ya por sentir tu arrullo uniéndose al murmullo de mi sangre latente, allí, tú entre mis brazos rebosantes de orgullo, gritándote soy tuyo… para ti eternamente.
Autor: Eliseo León Pretel
|