Hoy decidí rescatar mis rosas,
las rosas de mi vida,
las frescas, las dormidas,
las fragantes, las muertas.
Aquéllas que se fueron de puro desarraigo,
de puro desconcierto.
Esas que tú me diste,
empapadas de cielo,
teñidas de susurros,
las que jamás volvieron.
Las rosas de mis hijos,
que me dieron sus pétalos de inigualable aroma.
Las rosas de mi infancia con perfume a distancia, las de mis 20 años, de romances y anhelos,
de besos escondidos remontando mi vuelo.
Aquéllas de mis 30, de ambiciones cargadas como cestas de flores pletóricas de encanto.
Esas de mis 40, maduras y joviales, de exquisita fragancia.
Y las de mis 50, doradas de experiencia,
maduras de emociones,
aromadas de brisa,
cosechando vivencias... las rosas de hoy,
que tal vez son las más preciosas.
Las que me dan la luna, las que siembran tesoros de milagros y sueños.
Las que me regalan mil sueños imposibles, de valiosos amigos,
de noches y crepúsculos, de tormentas y calma.
Las rosas del Otoño deliciosas,
amables como un licor extraño.
Ya completé mi cesta de recuerdos y rosas,
perfumadas de encanto,
las he recuperado en estos versos míos,
tan sencillos y puros.
¿Cómo no pensar que mi vida es preciosa? Si al fin me siento rica de miles de diamantes, si al fin...
¡¡La vida es bella!!
Feliz fin de semana |