Si a veces silencioso y pensativo,
a tu lado me ves, querida mía,
es porque hallo en tus ojos la armonía,
de un lenguaje tan dulce y expresivo.
Y eres tan mía entonces, que me privo
hasta de oir tu voz, porque creería
que rompiendo el silencio desunía
mi ser del tuyo, cuando en tu alma vivo.
Y estás tan bella, mi placer es tanto,
es tan completo cuando así te miro,
siento en mi corazón tan dulce en tanto,
que me parece, a veces, que en ti admiro
una visión celeste, un sueño santo
que va a desvanecerse si respiro.
Guillermo Blest Gana (1829-1905)
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