MI PIEL
Yo la llevaba siempre como mi piel desnuda, y entre mi cuerpo y el de ella la distancia sobraba.
Se anudaron sus manos con las mías heladas, y en un canto de amor su boca era una fruta.
Un caminar de olas se me internó en el alma, desmadejada e inerte la vi caer de prisa.
Mis dedos no encontraban los últimos botones, y ella tomó con fuerza mi pecho y mi camisa.
Aventureros fuimos no encontramos el norte, su pelo me envolvió como una red salvaje.
Inolvidable fue la noche en que la tuve, me inventé mil razones para poder amarla.
Y tendida a mi lado como una playa sola, quise ser mar y espuma para poder tocarla.
J.L Murillo
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