Cierto enano se muda a un departamento, pagando un precio muy favorable. Es feliz casi por completo. Claro que algo anda mal: sus vecinos, al cruzárselo en los pasillos, o le niegan el saludo o se persignan o se largan a llorar y le dan el pésame. Una noche el enano se despierta cubierto en sudores. Al rato escucha una voz gutural que lo convoca. No le cuesta comprender el mensaje. La voz repite, como en una oración, "jugale al 34". El hecho se repite por semanas, todas las noches. Para el momento, el enano ha leído toda la información posible acerca de hechos sobrenaturales y comprende que los fantasmas dejan de aparecer si uno hace lo que le piden. Al día siguiente vende su televisor, el microondas y sus discos de Julio Iglesias. Luego juega el dinero obtenido al número que se le impone. Ansioso aguarda el sorteo de la quiniela. En los noticieros anuncian que el número ganador es el 07 y el 34 no figura ni entre los 19 siguientes. Averigua en loterías, casinos y bingos. El 34 no ha salido en ningún sorteo del día. Ese madrugada, la voz retorna y en esa oportunidad dice: "y bue, probemos con el 13, la yeta". Cuando despunta el alba el enano decide mudarse.
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