Hiperestesia
Tiemblas, y tus cabellos locos se desparraman como garfios de sombra en tu carne jugosa. Mis manos, hogueras de cinco llamas, laman el mármol de tu cuerpo hasta ponerlo al rosa.
Extendida a mis pies como una blanca alfombra tiemblas; con tus temblores versos de angustia plasmo. Tu labio es un sendero de sangre hacia el espasmo; eres un surtidor de fiebre entre la sombra.
Mi boca como un sello en tu boca se graba y en las morbideces de tu seno caldeado mi pupila, ampolleta de vértigos, se clava.
Hincado en ti, como una garra de escalofrío, me extinguiré, mis nervios como un humo rosado irán en espirales de besos al vacío.
MIGUEL ÁNGEL LEÓN
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