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General: Saber decir NO
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De: Miryam (Mensaje original) |
Enviado: 07/08/2009 19:25 |
DONINA ROMERO Decía Gabriel García Márquez que "lo único que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es que no". Y qué quieren que les diga, además de parecerme una actitud sabia, creo que fue una decisión acertada e importante, porque la debilidad humana de decir siempre que sí a todo, por complacer a los otros o someterse a sus caprichos, nos puede traer algún que otro disgusto o una perturbación de la paz. Cuando servidora de ustedes, desacostumbrada a ello, me decidí también a decir no (con buenos modales, claro está), me pareció tan asombroso en mí como una radio que funcione sin pilas. Pero aquel valor desplegado de forma tan espontánea no sólo me dejó atónita viendo los resultados, sino que mi repentina decisión me hizo sentir libre como una gaviota.
Decir no no es precisamente agradable como una bañera (tina) de hidromasaje, porque además de ser duro como la piel masculina, se corre el peligro de romper un vínculo de amistad, y ya sabemos que quien tiene un amigo tiene un tesoro..., a menos que se vuelva incordio. Pero vamos al cogollo del meollo. Hace unos años, mi santo y servidora salimos de viaje a Italia con un pequeño grupo de dos matrimonios amigos, al que se unió un señor, viudo e íntimo de uno de los matrimonios. Delgado como un alambre (flaco como una verguilla) y algo encogido de espaldas (enguirrado), nos pareció a todos un tipo simpático y con cierta habilidad (geitillo) para caer bien. Pero al poco de llegar a Roma comenzó a resultarnos a todos un aguafiestas, con lo cual nuestra alegría comenzó a desvanecerse como una puesta de sol, pues el machito en cuestión no paraba de llevarnos la contraria a todo lo que decidíamos, ya fueran excursiones, restaurantes, etcétera, modificando con ello nuestra respiración.
O sea, que tan pronto el grupo proponíamos algo, el sabihondo -que no sabio- le ponía el pestillo (fechillo), dejando nuestra voluntad doblada como una alcayata, pues si se le metía en el tino un cambio de programa, sin reparo y casi con un gruñido, protestaba entrometido (goledor). El matrimonio amigo suyo, rígido de temor a perder aquella amistad ("no me lo pierdas", pensaba yo) de tantos años, no se atrevía a contradecirle y, para que la relación no se enturbiase, aceptaba al cho-plomo aquél, aunque interiormente estuvieran ambos llevados de la indignación. Por culpa de su vara de mando, la situación con aquel hombre llegó a tal extremo que ya las salidas producían entre el grupo un intenso sentimiento de seriedad. Si he de ser sincera, siempre he preferido exponerme a que abusen de mi confianza antes que a la inversa, pero en este caso -y como pienso que nunca es tarde para poner los puntos sobre las íes y cantarle las verdades del barquero a quien se lo merece- opté por decir no a un cambio de espectáculo que los tres matrimonios habíamos seleccionado y que el individuo en cuestión intentó abortar. Nunca es agradable hacer una advertencia, pero aventada mi rabia, le interrumpí cortésmente pidiéndole una rectificación de su conducta, y que si continuaba así tendría que seguir el viaje solo, ya que tanto mi mártir como yo y el resto del grupo no estábamos dispuestos a seguir aceptando tal dictadura. Con lo que, además de mostrarse desconcertado, le vino una parálisis progresiva de la palabra que lo dejó mudo por unos minutos. Y yo me obsequié con un relajante baño caliente antes de dormir. Al siguiente día, y recuperado su asombro de lo que a él le pareció una descarga eléctrica de alta intensidad, apareció alegre como un día de paga y aceptando mansamente nuestros itinerarios. Desde entonces, él y yo guardamos una excelente relación. Y es que atreverse (revirarse como una panchona) con un "gracias, pero no me apetece salir hoy", "lo siento, pero no te busco una recomendación porque no es mi estilo", "no me gusta tu actitud", etcétera, en el lugar justo y en el momento adecuado, puede resultar mejor que la mágica palabra "abracadabra". Y además les aseguro que deja respirando aires de libertad. Faltaría más.
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De: bombon |
Enviado: 07/08/2009 21:02 |
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Excelente aportación Amiga.
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