Las virtudes según Paulo Coelho
Justicia
Según el diccionario: del latín iustitia . Sustantivo femenino. Conformidad con el derecho; acto de darle a cada uno lo que le pertenece; equidad; conjunto de magistrados y de las personas que colaboran con ellos.
Según Jesucristo: "Habéis oído que se dijo Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: No resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra (Mt 5: 38-39)". En otro pasaje del Evangelio: "Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas (Mt 21: 12)".
Según Bankei: "Durante una de las clases del maestro zen Bankei, un alumno fue descubierto robando. Todos los alumnos pidieron la expulsión del alumno, pero Bankei no hizo nada. A la semana siguiente, el mismo alumno volvió a robar. Irritados, los demás exigieron que el ladrón fuera castigado". "Hay que ver lo sabios que sois –dijo Bankei–. Sabéis qué es correcto y qué está equivocado, por lo que podéis estudiar en otro lugar. Pero este pobre hermano, que no sabe diferenciar lo que está bien de lo que está mal, sólo me tiene a mí para que le enseñe. Y voy a continuar haciéndolo." Carta de un condenado a muerte: "El corredor de la muerte es el lugar en el que las políticas del Poder –la Retribución y la Violencia– se aplican a un hombre usando [materiales como] el cemento y el acero... hasta que este hombre se transforma en acero, y su corazón llega a ser tan duro como el cemento. Sin embargo, aunque el acero pueda ser duro, aún puede ser flexible, y aunque el corazón se haya transformado en cemento, todavía es capaz de latir (Justin Fuller, ejecutado en Texas el 24/08/2006)".
En la aplicación de la justicia: "¡El infierno es Irak!", replicó Saddam Hussein cuando uno de sus verdugos le dijo: "¡Vete al infierno!", el 29/12/2006. En la ceremonia del té: "Vemos la maldad en los otros porque conocemos la maldad a través de nuestro comportamiento. Nunca perdonamos a los que nos hieren porque pensamos que nosotros nunca seríamos perdonados. Le mecimos al prójimo la verdad dolorosa porque queremos esconderla de nosotros mismos. Nos refugiamos en el orgullo para que nadie pueda ver nuestra fragilidad. Por eso, siempre que estés juzgando a tu hermano, sé consciente de que eres tú quien está sentado en el banco de los acusados". (Okakura Kakuso, El libro del té , 1904) Según el tutor del rey de Persia: "Cuando era pequeño, Cosroes (más tarde Cosroes I) tenía un maestro tan bueno, que le hacía obtener resultados brillantes en todas las disciplinas que le enseñaba. Cierta tarde, el maestro, aparentemente sin motivo alguno, lo castigó con severidad". "Años después, Cosroes subió al trono.
Una de las primeras medidas que tomó fue ordenar que le trajeran ante su presencia al maestro de su infancia para exigirle una explicación por aquella injusticia de antaño." "¿Por qué me castigaste sin que lo mereciera?, le preguntó". "Cuando percibí tu inteligencia, supe de inmediato que un
día heredarías el trono –respondió el maestro– y quise mostrarte cómo la injusticia puede marcar
a un hombre para el resto de su vida. Espero que tú nunca castigues a nadie sin motivo."