hoy te recuerdo, mi nombre es Carlos dijo.. en que puedo ayudarte le conteste,necesito ver un médico no tengo como hacerlo,yo sabia que el era hijo de una distinguida familia pero necesitaba saber mas,Carlos necesito que me cuentes para poder ayudarte le dije, ahí me miro con sus ojos celestes,soy homosexual enfermo de sida mi familia nada quiere conmigo y no me dan trabajo al ver mis examenes médicos, no te preocupes yo te ayudare confía en mi, a lo largo de tramites nos hicimos amigos y confidentes,me decía mi ángel o regia tantos recuerdos como cuando me dijiste te cambiare el color de cabello, y me puse en tus manos,un día te fuiste a otra ciudad nada sabia de ti,hasta que llamaste diciendo hola mi ángel te extraño ven a verme compre una casa,fui a visitarte el encuentro nos abrazamos lloramos de alegría de volvernos a ver recorrí la casa era hermosa como tu alma,nos despedimos yo tenia que volver a mi ciudad cinco horas de carretera no eran nada comparada con la alegría de volverte a ver,seguí mi rutina hablando todas las noches contigo,un día me llamo un medico me dijo la señorita Marta se encuentra? soy yo conteste me dijo Carlos esta grave soy su médico y amigo Dios!! dije por favor mantengame informada de todo así pasaron los días hasta que volviste a tu casa volví a visitarte pero ya no eras ese Carlos postrado en esa cama.Mi mejor amigo murió de sida. Hace dos años, después de
una larga y dura enfermedad, claro. Durante años llevó él solo la carga de esta enfermedad, no la aceptó, no la compartió, no existía dicha dolencia. Se fue consumiendo. De joven bien plantado, a estar encogido en la cama del hospital, costaba mirarle, daba miedo y su mente se volvió de niño chico.
Era un amigo de verdad, de esos que están a las verdes y a las maduras. Un chico joven 25 años, apuesto, con dos carreras y con deseos profundos de escuchar y ayudar. Su fe un poco ecléctica pero era un hombre de trascendencia. Evidentemente, en muchas cosas, pecador. ¿Un samaritano? Ni tanto o como tantos de nosotros.
Un enfermo de sida sostuvo en algunos momentos mi vocación religiosa, compartimos tantas cosas, mis desconsuelos y los suyos. Su gran inteligencia no le sirvió para luchar, se dejo morir. Una vida con contradicciones, así somos.
sé que esta al lado del Padre y pienso en lo poca cosa que soy. Él, un sidoso, ya goza de Dios y yo sigo en este mundo; el ya descansa él mereció irse joven y yo sigo andando en la tierra, pues aún no me gané la vida eterna. No dudo de la misericordia de Dios.
Todavía espero que sea un mal sueño, en el huerto de Dios siempre hay plantas que crecen, viven, dan lo que tienen que dar y mueren, es el ciclo natural; si estos fueran plantas no habría problemas, no dolería tanto, pero... son personas, y algunas más cerca que otras. No hay caso, no me puedo acostumbrar a la soledad de las decisiones, y de los silencios, porque aún para los silencios uno busca compañía.
Déjeme encerrarme en el cuarto del luto, todavía lo estoy velando, o simplemente mañana sea un recuerdo más para el tesoro de los afectos...mientras tanto
hoy te recuerdo Carlos gracias por enseñarme que la amistad cuando es verdadera no importa lo que seas,
nunca olvidare tus sabios consejos tu amiga que hoy te recuerda para ti tu ángel pero soy simplemente tita tu amiga.