Cierto dia, un hombre gravemente enfermo fuè llevado al hospital, en una habitaciòn donde ya se encontraba otro
paciente que ocupaba la cama que se encontraba al lado
deuna ventana, donde podia mirar el paisaje, al poco tiempo los dos enfermos hicieron amistad, entonces el de la ventana empezò a contarle a su compañero postrado en la cama,
todo lo que veìa, algunos dias describia le belleza de los àrboles,
otros del parque que estaba frente al hospital, tambièn narraba a
su compañero situaciones diversas de los que pasaban junto al hospital. Pero a medida que pasaba el tiempo, el enfermo postrado en la cama, empezò a sentirse frustado porque no podia ver por si mismo todo lo que le narraba su compañero.
Su antipatia siguiò creciendo hasta odiarlo.
Una noche el paciente de la ventana empeorò gravemente y el al verlo en vez de apretar el boton de ayuda, eligo no intervenir.
A la mañana siguiente el aigo que le habia proporcionado tanta felicidad compartiendo con el todo lo que contemplaba por la ventana fuè declarado muerto.
Sin perdida de tiempo el otro enfermo pidiò ser pasado a la cama junto a la ventana, cuando fuè puesto en esa cama, lo primero que hizo fuè mirar por la ventana y cual fuè su estupor al ver que solo se veìa una pared de ladrillos. Su antiguo compañero habia sacado esas maravillosas vistas de su imaginciòn, como gesto de amor para hacer el mundo de su amigo un poco mejor.
Esta historia demuestra que cuando nos sentimos en situaciones difìciles nuestra imaginaciòn nos ayuda a superar momentos complicados.
Historia sacada hace unos años de un libro sobre las lecciones de la vida y que forman parte de mis experiencias.