"Amar a una persona es algo más que un sentimiento fuerte: es una decisión, es un juicio, es una promesa"
Erich Fromm
Trece técnicas para practicar la intimidad
Se trata de la práctica de la intimidad en todas las relaciones en las que resulta adecuada la intimidad. Es decir, en las relaciones con los amigos íntimos, los hermanos, los padres, los hijos, los nietos, y en las situaciones sexuales o no sexuales de las relaciones sentimentales.
Pocas personas experimentan la intimidad sin la poderosa motivación del sexo. Debemos trabajar para separar en nuestras mentes lo que es intimidad de lo que es sexo, para que no sólo seamos capaces de dar mayor intimidad a nuestras actividades sexuales, sino también a las no sexuales.
1. Estime intencionadamente a esta persona, ya estén juntos o separados. La estima es una puerta abierta hacia el corazón.
2. Dedique el tiempo en que están juntos a prestar atención a esta persona, y olvide las demás cosas que podría estar haciendo. Al fin y al cabo, ésta es la persona con la que está ahora mismo. Por lo tanto, haga de ella o de él la persona adecuada ¡Ésta es! Ésta. Ahora. No mire a su alrededor para ver quién más está cerca; no deje de sentir la presencia de su compañero ahora, mientras están juntos.
3. Envíe silenciosamente amor a su compañero. Diga mentalmente: "te amo", mientras lo mira, y piense verdaderamente lo que dice. Es posible aprender a decir "te amo" en silencio, mentalmente, con tanto sentimiento que se evoca la experiencia del amor.
4. Mire a su compañero a los ojos, sobre todo cuando usted habla. Si no lo ha practicado, el mirar a una persona a los ojos, las "ventanas del alma", pueden distraerle a usted de sus pensamientos. Su compañero o usted pueden sentirse incómodos por la mayor intimidad. Recuerde su propósito. Son técnicas de amor no de manipulación ni de autoafirmación.
5. Mire decididamente a su compañero, cuando éste hable o, incluso, cuando estén en silencio. El hecho de no mirarse no tiene connotaciones negativas, pero al no mirarse se pierden una manera importante de conectar el uno con el otro.
6. Cuando su compañero se valore a sí mismo positivamente, confírmelo de manera positiva y sutilmente, asintiendo con la cabeza, sonriendo o asintiendo de palabra.
7. Diga lo que tiene en la cabeza, sobre todo sus sentimientos. Algunas personas hablan muy rara vez de sus sentimientos, y es posible que ni siquiera sean conscientes de ellos. Otros hablan con tanta facilidad de cómo se sienten que sus amigos llegan a desear que cambien de tema. Busque un punto intermedio acertado en sus propias relaciones.
8. Comparta los triunfos. Un triunfo es cualquier suceso que usted está dispuesto a interpretar como triunfo y que describe basándose en esa interpretación. Compartir triunfos interrumpe los esquemas de quejas en los que se basan tantas conversaciones. Si ustedes dedican cierto tiempo por adelantado para compartir mutuamente sus triunfos, buscarán con regularidad la parte positiva de sus experiencias. Una familia puede decidir que todos sus miembros compartan un triunfo cada día antes de ponerse a cenar.
9. Pida lo que desee, sobre todo en lo que se refiere a actos de amor o de cariño. No refuerce la voz que le dice que sólo se puede disfrutar de la conducta cuando es espontánea y no solicitada. Esta práctica se profundiza si, en el momento en el que formula su petición, visualiza alguna ocasión en la que dio a otra persona lo que usted pide ahora. Como usted no puede controlar los actos de su compañero, éste puede negarse a darle lo que usted desea. En este caso, siga con lo que pueda controlar, a saber: mantener su propósito, que es el de practicar la intimidad.
10. Advierta, pregunte o escuche atentamente qué es lo que su compañero quiere de usted, y entréguelo, siempre que no vaya en contra de sus propios valores ni de la práctica de la intimidad.
11. Por muy familiarizados que estén el uno con el otro, olvide lo que sabe acerca de esta persona y acérquese a ella como si acabara de conocerla. Las imágenes que se forma de otras personas le aportan certeza y seguridad, pero a costa de vivir en el mundo fijo de sus propias imágenes. Fomente un sentimiento de admiración hacia esta persona (esta forma maravillosa, tan frágil y tan mortal, pero tan resistente al mismo tiempo), a través del cual se vierte sobre la vida de usted la energía del cosmos, que usted vierte a su vez sobre la vida de la otra persona.
12. Advertirá de vez en cuando que sus pensamientos condicionan el momento en que usted estará dispuesto a amar. "La amaría (más) si ella…" Limítese a advertir estas condiciones y a liberarse de ellas; dirija su atención sobre alguna otra cosa. Su propósito es el amor sin condiciones.
13. Esté donde esté, haga lo que haga, extienda su conciencia un momento e incluya en ella a su compañero. Forme en su mente una unidad de ambos como uno solo. Cuando estén juntos, diga calladamente: "Estás conmigo", "Eres como yo", o "Eres yo mismo". Esto le ayudará a vivir la pareja o el grupo, en vez del individuo. Advertirá sus semejanzas, en vez de mantener el hábito de poner de relieve sus diferencias.
Estas prácticas le harán ver lo poderosas que son sus barreras contra la intimidad. Verá cuánto se protege a sí mismo de los demás y cuánto se protegen los demás de usted. Podrá advertir lo intensamente que teme que le encuentren sin esta protección. Podrá conocer, incluso, qué es lo que teme, y descubrir que no es tan malo como usted creía el que otra persona lo sienta a usted como ser humano: capaz de cometer errores, asustado y deseoso de amor
Dr. Frank Andrews, De "El libro del amor"
El doctor Frank andrews se formó como científico especializado en fisicoquímica, y se dedica a la enseñanza de la resolución de problemas generales, del desbloqueo psicológico y de los valores humanos en la Universidad de California en Santa Cruz, donde vive.