Cuenta la leyenda que en un
lejano pueblo vivía una joven mujer junto con sus tres hijitos, todo iba muy bien, los
niños eran muy felices y su madre los quería muchísimo. pero una noche lluviosa de
invierno ocurrió algo terrible.
como os digo, aquella noche, llegó a casa el padre, quien los había abandonado tiempo
atrás. sin él la familia era feliz y esa noche sus gritos y borracheras se volverían a
notar en la casa, por no hablar de las brutales palizas que tanto los niños como la madre
sufrirían. la mujer siempre había rezado para que no regresara nunca más, pero el
destino quiso otra cosa.
con su odio, el hombre botó de un puñete la puerta y entró gritando que todos fueran a
recibirlo, los niños, espantados, se escondieron y la madre, por amor a sus hijos, se
enfrentó cara a cara con su marido. la mujer sufrió un golpe que la dejó sin sentido
durante varias horas. cuando despertó, buscó a sus hijos por todos los rincones de la
casa pero ni los niños ni su marido se hallaban por ninguna parte, desesperada, corrió
bajo la tormenta llorando y gritando sus nombres, pasaron días, meses, años, muchos
años...
hasta que una noche murió de tristeza, nadie supo nada de los niños, nadie los vio nunca
más, no aparecieron sus cuerpos o alguna señal del hombre que se los llevó.
desde entonces se dice que su espíritu no descansa en paz y todas las noches se le oye
llorar y lamentar con tristeza por los alrededores de un estero. las mujeres corren tras
sus hijos para esconderlos, ya que cuentan que se los puede llevar la llorona, para volver
a ser feliz.