1- Cada mañana, cuando te levantes, pedirás a Dios el don de la alegría. 2- Incluso en las adversidades mantendrás la calma y la cara sonriendo. 3- En el silencio de tu corazón siempre tendrás presente que Dios te quiere y que Él siempre te acompaña. 4- Una y otra vez, dedicarás tu mirada a observar y admirar las buenas cualidades de los otros. 5- Sin ningún miramiento, siempre alejarás de tu vida la tristeza. 6- Evitarás las quejas y las críticas: no hay nada que sea tan deprimente. 7- Te esforzarás en tu trabajo y en tus obligaciones con el corazón gozoso y alegre. 8- Siempre ofrecerás a los visitantes una acogida afable y benévola. 9- Alejarás de ti los sufrimientos y pensarás como hacer llegar la alegría a los otros. 10- Repartiendo alegría, ten seguro que también la obtendrás para ti mismo