Esculpiendo
Hablando con una amiga sobre algo que escribí hace cierto tiempo, me di cuenta de que, a veces, la vida es lo mismo que una obra de Escultura.
Me pregunto cuantos golpes de cincel debió soportar, por ejemplo, el mármol del que extrajo Miguel Angel esa magnífica Pietá que embellece El Vaticano, o el Moisés...o el “David”. Sólo por citar algunas de las magníficas obras que simbolizan la más grande expresión de belleza.
Bien mirado, las vidas de las personas, nuestras vidas, se asemeja un poco a esos bloques de mármol o duro granito. Todo está contenido en su interior, oculto, apresado en esos bloques compactos.
Todas las formas están contenidas allí. Sólo hace falta la mano experta y la sensibilidad de alguien con capacidad para saberla extraer.
Como espresara en su día el mismísimo Miguel Angel: Las formas estan todas allí. Solo hay que verlas, y retirar lo que sobra...Supongo que hay que ser un genio como él para poder pensar con tal sencillez.
En ocasiones, puede darse el caso de que esos bloques permanezcan largos, larguísimos periodos de tiempo en las canteras sin que nadie se fije en ellos, pero mantienen intactas sus propiedades a la espera de que se puedan mostrar gracias a la intervención de un mediador experimentado.
Así, a golpes de martillo y cincel, el artista comienza a trabajar esos bloques compactos, 'viendo' su imagen , y liberándola , arrebatando y separando lo que sobra hasta ir poco a poco puliendo lo esencial, lo puro, lo hermoso. Lo perfecto.
Al final, los desperdicios se desechan y lo que se muestra y conserva es el resultado final de la obra. Lo otro, lo innecesario, se desestima.
Esos fragmentos, que sólo tuvieron protagonismo mientras se extraían, debieron sufrir diferentes golpes de cincel hasta liberar la autenticidad de las formas puras. Y es que se hallaba todo tan unido en su primitivo estado, que esa depuración resulta siempre inevitablemente agresiva, dolorosa.
Los guijarros resultantes de ese trabajo quedaron abandonados, entremezclados con los de otras obras. Pero fueron necesarios para poder ser eliminados. Para 'pulir' la belleza pretendida
En mi opinión, sucede algo parecido con el carácter y el talante de las personas.
Necesitamos atravesar determinadas situaciones , agresiones, y momentos de dolor ,para ir configurando nuestro auténtico talante formado en la experiencia de vivencias, en ocasiones traumáticas, que van dejando su huella en nosotros,para finalmente lograr esa belleza depurada y serena, a la que llegamos únicamente por la vía de cierto sufrimiento.
Y es que,...no hay parto sin dolor.
La bonanza es sólo placidez. Se disfruta, sí. Pero no nos moldea
Nunca dejes De Sonreir
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