No se enoje
El que se enoja a menudo es infeliz y también hace infelices a los demás que lo soportan. Porque la ira debilita, enferma y mata. Porque la ira primero es roja llamarada y ciego furor, mas después es lenta angustia y largo arrepentimiento. Porque la ira es una enfermedad que no se cura con medicinas. Porque el que se enoja se castiga ante todo a sí mismo. Porque la ira apaga la luz del entendimiento como el golpe de viento apaga la vela y no se puede discernir ni pensar. Porque la ira no ayuda a la victoria, sino que es causa de las derrotas. Porque la ira distorsiona los hechos y ahuyenta la verdad. Porque la ira nos obliga a decir cosas que después hubiéramos preferido no decir. Porque la ira nos aísla de los demás, fomenta el rencor y la venganza. Porque la ira destruye, en un momento, la estructura que con el tiempo y la ecuanimidad hemos construido. Porque la ira es una epidemia que se propaga, y qué molesto es convivir en un ambiente de enojones. Porque la ira es síntoma de decadencia física y mental. Porque la ira es preludio y causa de acciones negativas que pueden destruir nuestro futuro. Porque la ira va al apero de la mala educación. Porque la ira es la barrera infranqueable a la amistad, la comprensión y el amor. ¿Ya ve? ¡No se enoje y así prolongará y hará mas grata su existencia y… la de los demás!
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