- Cuando en medio de la desesperación, experimentamos, sin embargo, un consuelo interior que nadie nos podrá quitar.
- Cuando gozamos cada momento alegre de esta vida, como anticipo de la felicidad completa que Dios nos tiene preparada.
- Cuando nos entregamos sin condiciones, y el caer se convierte en un verdadero estar de pie.
- Cuando ante el desgarrón de la muerte, nuestra o de los otros, asumimos el hecho con fe y esperanza.
- Cuando somos capaces de orar en medio de las tinieblas, la sequedad y el aparente silencio de Dios, sabiendo que siempre somos queridos y escuchados, más allá de una respuesta que se pueda comprender y razonar.
- Cuando en el fondo de nuestros interrogantes, nos sentimos abrazados por un misterio -latente en lo más hondo de nuestros ser- que nos acoge y nos salva.
K. Rahner