Avanzo lenta, alternativamente, por la doble avenida de tus muslos abiertos. Inminente se anuncia mi llegada. Me convida tu propia invitación, y estremecida, qué largo te parece el momento tan breve de la espera. Tu ruta se humedece, mi ritmo se acelera, tú, mi enramada, yo, tu enredadera.
Brevería Nº 1604
Soterrado manantial Cabeza entre ambos muslos, convergencia de dos ríos en una sola fuente; sedienta está la boca, y en la mente los conceptos olvidan su elocuencia.
Quien ha llegado aquí sin resistencia por sendero de acción irreverente, ni se rinde al pudor, ni se arrepiente, desplazando el ardor a la inocencia.
Siempre en voracidad, y con la audacia de quien invita, acepta y no se sacia con cada nuevo ruego, nueva oferta.
Manantial soterrado, reventando espumoso en los labios, conjurando dormida rosa que febril despierta.
Los Angeles, 16 de mayo de 2006
Soneto Nº 1469
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