Cuando uno encuentra personas como Aminatou Haidar sólo puede admirarlas. Porque son de una pieza, fieles a sus convicciones y que llevan sus ideas hasta sus últimas consecuencias. Se dice que unas veces tienen éxito y otras fracasas. No es cierto, siempre queda de ellas una estela que va haciendo que las cosas cambien. Son las personas que luchan toda la vida que decía Bertol Bretcht.
En nuestra vida cotidiana también hay personas así, que siempre están donde deben estar. También son admirables aunque sea anónimas. No son admirables la mayoría de las personas que son subidas a un pedestal en nuestra sociedad. Yo admiro a las mujeres trabajadoras, a los hombres que siempre están ahí, a quienes no esperan gran cosa de la vida y sin embargo cumplen con la sociedad y con los suyos. Son los que plantan las raíces del futuro.
Admiro a gente como Aminatou Haidar, que con sólo su pequeña humanidad se enfrenta a un monstruo de muchas cabezas.