El ángel diestro
EL NACIMIENTO
Siempre que le miro el vientre a una futura madre comprendo la existencia, y es porque siento otra vida, como si fuese un cordón maravilloso que nos prolonga hacia la eternidad. De niño imaginaba que en el interior de un vientre había ciudades y plazas con juegos y cuando imaginé juegos sentí que podría remontar mi barrilete, y bueno.... ya era un vientre con cielo y un sol brillante. ¡Siempre que el sol brilla hay bellas nubes! Hoy que juego fuera de esa ciudad las nubes cautivan mi imaginación, cuando uno mira el cielo, las nubes tienen todas las formas posibles, y con las formas uno puede imaginarse todo. "El porque de las nubes es el porque de este relato". Ella, como futura madre, sentía dentro de sí nubes muy blancas, transparentes y mullidas, un vientre que hacía más liviano su cuerpo. A veces en sus sueños temía que su vientre se alejase de ella, levitando como esos globos que los niños pasean por el parque. ¡Pero al fin, llegó el momento de dejar escapar ese ser, que desde ahora, sería de todos! Su aparición fue abrir la ventana para que la luz entre y juegue con su verdad en todos lo rincones que la oscuridad del vacío no deja ver. Sus padres necesitaban de él y él quería crecer feliz con toda la mágica fuerza del amor.
DE LO RARO A LA PARTIDA Esa mañana los padres pudieron comprobar en el niño una rareza física; tenía en su espalda precisamente en el lado derecho, una prominente joroba que la tapizaba una fina pelusa gris. Un poco impacientes por saber si afectaría su vida, consultaron a médicos y especialistas de todo tipo, pero ninguno pudo diagnosticar, preveer tratamiento y menos que eso, saber su evolución. "Para un padre no existe peor sufrimiento que el causado por la espera de una posible evolución". Con un profundo amor lo cobijaron cubriendo la resignación, y el señor tiempo que no sabe que existe, agigantó sus pasos y en poco, ¡esa joroba, fue una radiante ala! Era difícil soportar esos interrogantes, tanto como transportarlo, darle cuidado y tantas otras cosas. La esperanza de que apareciera otra joroba gris con el tiempo se fue perdiendo como se esfuman esas pequeñas nubes cuando el viento las empuja. "Angelo de sonrisa franca", tal era su nombre, escuchó en su interior que soplaban vientos y que esos vientos empujaban su nube, en una dirección: "El Sur". Una noche, mientras dormía, el cielo de esos sueños le indicaron un recorrido. ¿Acaso era la hora de partir? Y fue en una tarde de primavera cuando se despidió de sus amigos que tanto lo amaban; la madre sintió "que esta vez sí el pequeño globo de sus sueños se encumbraría", y el padre, resignado por su partida, afianzó su corazón en el futuro de su hijo amado. Sin lágrimas, sonriente, el niño se alejó de su poblado por una huella que él eligió como peregrino en búsqueda del Sur. Sólo lo detenía unos instantes alguna piedra en su bota, pero el valor e hidalguía de su entrañable ser lo mantenían altivo, como si el esfuerzo tendiese a ser perpetuo.
EL ANCIANO SIN ESPERANZA Después de tanto andar llega al primer poblado, donde encuentra a una persona muy anciana a la que le falta una pierna. Contento con el encuentro, lo saluda con gentileza y amabilidad. - ¿Cómo está usted, señor? Con cierto desgano e ironía el anciano le responde: - ¡Muy bien! Pero un poco triste, quizás como tú.... Desconcertado por la respuesta, Ángelo le responde: - ¿Por qué lo dice? El anciano baja la mirada y sonríe apoyándose en su pata de palo. - Según veo, a ti te falta un ala. Angelo como si le hubiesen intentado dañar con una ligera brisa: - No es un problema porque me dirijo al Sur para encontrarla. El anciano con enormes risotadas burlonas y gesticulaciones exageradas le responde: - Nunca se recupera algo trunco, yo he perdido mi pierna en una accidente bajo la pesada rueda de un carro y no creo poder recuperarla aunque fuera de viaje a la luna. Angelo, enfatizando con expresión confiada: - No he perdido mi ala, nunca la he tenido. El anciano con voz dura: - ¿Cómo se puede tener un solo miembro sin haber perdido el otro? Como el tuerto, el manco, el rengo.... ¿Sabes qué nombre recibe un ángel al que la falta un ala? Angelo mira al anciano, y descubre que tiene sus ojos gastados de mirar el lado equívoco de las cosas, entonces le responde: - No lo sé, tampoco sé que nombre recibe un niño al que le sobre una. El anciano disgustado y queriendo darle fin a la charla, le dice: - Para saberlo tendrás que saber qué eres. Y tras una carcajada se despide de Angelo diciendo: - Sigue al Sur que en ese lugar yo he perdido mi pierna. Angelo algo descorazonado por ese encuentro que le dejó un ligero sabor amargo, continúa firme en su travesía sin que esa situación lo haya mellado. Duro sigue siendo el camino y el afán por la búsqueda le da el justificativo de la existencia de esa persona anciana que ya sin esperanza vivía.
EL NIÑO Angelo de nuevo en la ruta y sin fatiga, divisa el segundo poblado donde descubre con inesperado júbilo a un niño de edad parecida a la suya, quien deslumbrado por la blanca y radiante ala le dice: -¿Te la puedo acariciar? Angelo la estira y roza la mano del niño como si él quisiese tocar esos pequeños dedos. El niño, maravillado comenta: - ¡Qué tersura! Es más suave que las alas del faisán de mi tío. Angelo, con humildad explica: - Te parece, pero son iguales. El niño todavía perplejo por el encuentro le manifiesta: - Daría cualquier cosa por tener una la como esa. - ¿Qué harías con ella? El niño mirando el cielo afirma: - Volaría alto para divisar lugares lejanos y flotaría sobre las nubes para respirar su fresco humito. Angelo sin gestos: - Yo no puedo volar, seguramente podría hacerlo si tuviese mi otra ala. El niño atento a la afirmación, replica: - Si con un ala no pudes volar, ¿de qué te sirve tenerla? Angelo, quizás un poco triste: - No lo sé. El niño, entendiendo esta situación sostiene: - No te preocupes, yo tengo un ojo que no puede llorar. Angelo, intrigado por el comentario, con voz calma y sin querer herirlo por su ingerencia en el tema, le dice: - Cuéntame sobre tu ojo que no puede llorar. El niño, respira con fuerza: - Cuando paso por una situación triste o de dolor solo llora mi ojo derecho, pero si fuese como tu y tuviese una sola ala y no pudiese volar.... ¡lloraría de tristeza todo el tiempo con ambos ojos! Angelo, sin angustia: - Yo no he llorado, ni estoy triste porque viajo al SUR para encontrarla. Si tu quieres acompañarme posiblemente podrías encontrar el llanto para ese ojo tuyo. -¿No es una molestia para ti cargar con mi compañía? Angelo sonríe, le toma de la mano y continúan por el camino
BRUJA Al divisar el tercer poblado se topan con una señora muy fea, quizás demasiado, o más que eso. Angelo con gentileza se dirige a la señora y le presenta a su amigo. - Nos dirigimos al SUR en búsqueda de nuestras faltas, el niño su llanto, y yo mi ala. La señora, con gestos que no expresan y movimientos rápidos, toma la mano de Angelo y susurrándole en el oído le dice: - Si quieres puede convertir al niño en tu ala izquierda, pero como el niño tiene un ojo que no puede llorar posiblemente esa ala no pueda volar. Angelo se separa rápidamente sin entender tal actitud y contesta con agudeza: - ¡No cambiaría a mi amigo por un ala, aunque ésta me permitiese volar! La señora, mostrándose como una fiera que ha perdido su presa, se abalanza contra el niño y con voz baja le dice: - Si quieres puedo transformar a tu amigo en lágrimas para tu ojo, pero como le falta un ala, quizás esas lágrimas no te dejen ver mientras lloras. El niño manifiesta con gran énfasis su descontento: - Angelo es mi amigo, y la única esperanza de poder encontrar mi llanto, no la cambiaría aunque esas lágrimas me dejaran ver. "LA SEÑORA QUE REALMENTE ERA UNA BRUJA, EN UN TRIS DESAPARECE"
TITERES VIVIENTES Ambos toman sus manos con fuerza, como si con ese acto sellaran un pacto de fraternal amistad. Siguen en la senda, a veces se detenían para estirar las piernas, beber agua bajo algún árbol frondoso y así aliviar el duro camino que los conducirá al cuarto poblado. Con perplejidad después de recorrerlo y sin encontrar persona alguna Angelo comenta: - ¿Dónde estarán todos? - Quizás han partido al SUR -respondió el niño asombrado. Angelo, utilizando la experiencia recogida en la travesía, comenta: - El SUR no es para todos, es un lugar diferente, llegar es difícil y se necesita poseer una gran fuerza de voluntad, junto a un motivo espiritual que nos permita orientar esa búsqueda. - Yo no supe del SUR, necesité de ti. Otras personas ¿Cómo podrán saberlo? - Quizás haya que sentirse extraño... - ¿Quieres decir triste? - Nos sentimos tristes cuando nos falta algo que es importante para nosotros, pero si no hemos perdido nada, la sensación es tan oculta que no logramos el sentimiento justo. Habiendo entendido la respuesta el niño afirma: - ¡Estoy seguro de que lo mío sí es tristeza! Cuando llueve el ojo me duele, porque hace fuerza para poder imitar esas gotas, pero si miro hacia arriba y una pequeña gota de lluvia penetra en mi ojo, éste respira como respiran las plantas, árboles y flores cuando son tocados por su fresca agua, yo siento la necesidad de que mi ojo se moje con esa pequeña gota de llanto que hace fuerza dentro de mi pecho, porque así podrá dejar escapar esa oculta tristeza. Angelo, procurando esclarecer el sentimiento del niño, le dice: - El ojo llorón, ¿No deja escapar su tristeza? - Un poco, pero no me alcanza. De pronto ven un inesperado cartel iluminado con una fuerte luz que anuncia la función de los títeres vivientes en el teatro central. Apuran el paso y encuentran una larga fila de personas esperando sacar su entrada. POSIBLEMENTE TODAS LAS PERSONAS DEL PUEBLO El último era un papá con una dulce niña sobre los hombros. Angelo, respetuoso y cortés lo saluda: - Buenas tardes. El señor los mira pensando que ya no sería el último de la fila y señala hacia arriba mostrándoles a la niña. Esta exclama: - Hola, estoy muy alta, mi nombre es Rosario! La niña, sintiéndose en la montaña más alta y protegida por las espaldas de su padre, apunta con un dedito, ése que utilizamos para señalar y pregunta: - ¿Quién es él? Angelo, con una sonrisa responde: - Es mi amigo, me acompaña al SUR. El señor disimulando dice: - ¡Tan lejos!, yo prefiero esperar la función, seguramente es más divertida. - Debe ser muy bonita la representación para reunir tanta gente. - comenta el niño asombrado. El papá mirando hacia abajo y con cierta timidez no tardó en responder: - No sabemos, es la primera representación en este pueblo. Crece el interrogante y Angelo pregunta: - ¿Hace mucho tiempo que esperan? El papá que sentía que le hurgaban alguna parte de su cuerpo lastimado responde: - Hace varios años, pero hay personas que llevan mucho mas tiempo aquí, soy el último de la fila porque dudé mucho, pero al final me decidí y estoy muy contento porque le daré una inmensa alegría a mi niña, aliviando el sufrimiento, porque ella es especial, nació impedida de caminar, y la espera en mis hombros le da seguridad. El niño complaciente y con predisposición a colaborar en lo que fuese les ofrece compartir el camino que ellos han emprendido. Posiblemente la niña pueda encontrar alguna solución y así evitar esa larga espera. El papá, agradece: - He sido el último en decidirme, no puedo desperdiciar todo este tiempo así simplemente por partir, estoy seguro que espero la gran función.
LA MAESTRA Se despidieron sin mirar atrás para no herirse con ese triste espectáculo. Angelo apura el paso y dice: - Siento que somos los únicos que realmente asistimos a la función, por suerte, sabemos que el SUR existe. El niño, que fue cautivado por la niña comenta: - Siento ganas de seguir contemplándola, aunque sea el último de esa larga fila, si realmente existe algo después del SUR, regresaré, para estar a su lado. Angelo, que vio nobleza en sus sentimientos, supo con certeza que encontrará sus preciadas lágrimas. Siguieron la marcha, con frío, con lluvia, caminos anegados, hasta que divisaron el quinto poblado. Al ingresar encuentran todo muy limpio y ordenado, ambos inspiran un aire conocido, y respirarlo les llena el alma de sensaciones. - ¿Qué hacen esos chiquillos fuera de la escuela en horario de clase? Angelo se sorprende: - No señora, viajamos hacia el SUR. - ¡De ninguna manera! La mujer acomoda un pupitre con dos sillas, útiles escolares y los invita a lavarse las manos. El niño, que intenta defender su propósito explica: - Estamos agradecidos señorita, pero el SUR es nuestro camino. La maestra con voz autoritaria replica: - Nadie les puede quitar ese camino, pero lo primero es lo primero, deben saber la lección. La maestra comienza sus palabras, diciendo: - El conocimiento es fundamental para distinguirnos en la vida. - Pero maestra, ya hemos ido a la escuela, afirma Angelo. La maestra, con autoridad del que conoce, les dice: - Si fueron a la escuela y saben esta lección, por favor, díganme qué es el SUR. Ambos atónitos, por haber pensado que tenían realidades distintas: - No lo sé, -expresa el niño- Angelo me ha dicho que es donde yo podré encontrar mis lágrimas y él su ala faltante. La maestra con voz pausada: - Siempre sentimos que en algún lugar están todos nuestros interrogantes, pero la respuesta siempre está dentro de nosotros. El lugar, "EL SUR", es simbólico, pero existe siempre que se elige un camino correcto con espíritu visionario, alegría, tesón y humildad. El SUR que ustedes buscan yo lo he encontrado aquí y mi gran satisfacción es que ustedes ahora lo saben, de esa forma mi cometido está cumplido. NO PODRIA VIVIR EN UN SUR DISTINTO AL MÍO..... Con ojos eternamente dulces y postura autoritaria aprieta el timbre: - Niños, la clase ha terminado, junten sus útiles y a partir
FUNCION ESPECIAL Con júbilo mezclado con algunos interrogantes prosiguen su caminata, nuevamente en la senda no menos ardua y agotados físicamente, divisan el sexto poblado, que se parecía a una gran carpa. En la puerta de ingreso estaba un señor muy bajo con un talonario verde en la mano que les ofrece una entrada auspiciándole la mejor de las funciones: - Por favor tomen el billete, y no lo pierdan, al final de la función sortearemos dos fabulosos premios. - No tenemos dinero para pagar la función. - No es un problema, ustedes son los únicos y los más esperados de los espectadores, así es que apuren su paso que comienza la función. Ambos sentían una gran expectativa, contemplaban el encender de las luces y un gran escenario apareció ante ellos. El niño tenía los ojos muy abiertos, tan abiertos como su boca, una banda de músicos sordos ejecuta unos acordes melódicos tan dulces, sutiles que nuestros peregrinos jamás habías esperado oír. De repente se ilumina el centro del escenario y aparece el maestro de ceremonias que comenta las proezas que realizarán los participantes. Pero los perplejos espectadores, entendieron su locución y éste solo movía sus manos signando todos sus dichos. ¡Por supuesto que era mudo! ¿Cómo podrían escuchar si no tenían sonidos sus palabras? La magia de esos dedos expresaba con sentido dirigido a sus almas el significado. Contorneando el escenario danzaban un grupo de niños, algunos de ellos con rostros orientales que habiendo elegido poseer más amor que inteligencia, la derramaban por doquier sin elegir a quien, porque le llegaba a todos. Luego una intensa luz verde esmeralda enfoca a su principal actor "MINUS", que era un niño que con solo dos movimientos de cabeza, como los de un autista expresaba sentimientos de inigualable riqueza, por cada poro de su piel despedía bellos sueños, su mirada y respiración remarcaban el candor de un celestial ser que agradecía la vida. ¿Por qué se habían perdido las palabras, visiones, gestos y movimientos? Todos eran impedidos físicos, algunos sin piernas, sin brazos, sin ojos, sin voz y otros con todos esos "detalles". Al finalizar la función el maestro de ceremonia les comunica que se han extraído dos billetes de las entradas generales y que los ganadores son un niño y un medio ángel. Los felicitan por haber ganado tan increíble premio, Angelo, que sabía que era mucho más que afortunado pregunta: - ¿Cuál es el premio? Con euforia les comunican que serán los nuevos habitantes de ese poblado. - Angelo, tú volarás con tu única ala y tú niño llorarás con tu ojo seco. Angelo halagado, expresa su agradecimiento: - Son todos fantásticos, estar cerca de ustedes es vivir el más hermoso de los sueños en la realidad, pero no podemos aceptar, porque vamos en búsqueda del SUR. El maestro de ceremonia afirma: - Este es el SUR y se lo ofrecemos. Angelo con lágrimas, sensible al máximo, lo expresa con un cálido abrazo de despedida.
Autor: Jorge A. Parada Edición 1993.
fuente:mantra.com.ar
LA LLEGADA Así comienza la más dura de las partidas, un difícil camino como los otros, quizás el más largo. - Tengo mis pies muy doloridos, Angelo, ¿podrás cargarme un poco? Angelo también exhausto sobre todo por soportar todo el tiempo la carga de su pesada ala, intenta tomarlo, pero el niño recupera su energía apoyado en ese ejemplo y continúa con marcado tesón. - Debí quedarme en la carpa, he sentido una pequeña lágrima aflorar de mi ojo. Angelo todavía sensible cautivado pregunta: - ¿Quieres retornar? - No, seguiré hasta el fin, después de todo quiero para mi ojo un gran llanto. Divisan el séptimo poblado que está dentro de un frondoso bosque con enormes árboles y pequeñas cabañas humeantes, con jardines que perfuman la campiña con frescos aromas. La primera persona con la que se relacionan en su camino dentro del bosque había sido un artista plástico, que contento por la visita, decide mostrarles su atelier. Angelo, que sentía una enorme satisfacción por poder relacionarse con un artista, le pregunta: - ¿Es placentero ser un artista? - ¡Sí!, se siente una gran emoción, cuando fluyen nuestras realizaciones. Ingresan al atelier y el niño, que miraba todo, también pregunta: - ¿Por qué es un artista? Este, mirando dentro de sí, responde... - Es tan grande el caudal de sensaciones que guarda mi alma en mi interior que por medio de la pintura fluyen, y así, puedo expresar todos aquellos sentimientos que no logro canalizar por ningún otro medio. Es como si mi alma fuese la ejecutora de las obras. De repente, el niño que hurgaba todo, se topa con un cuadro de gran belleza que al ser observado por Angelo lo deja perplejo, absorto, y con una estereotipada alegría, afirma: - ¡ES ELLA A QUIEN YO BUSCO! Sin saberlo, él había comenzado su largo peregrinar para el encuentro. La pintura mostraba una bella niña con un ala en su costado izquierdo. El artista exclama: - ¡Es mi hija, y está aquí! Mis plegarias fueron escuchadas. El artista le indica el recorrido para encontrarla, pues ella está juntando flores y buscando inspiración para sus poemas. Angelo corrió como nunca de la mano de su compañero de viaje. Al entrar en el bosque la vio. Estaba ahí... Ya sin respirar, se le acercó y la tomó de las manos y con un inconciente aleteo ambos se encumbraron hacia el cielo, ¡tan celeste! Como los ojos del niño, a quien, ante tal majestuosa visión, le comenzó a llorar su ojo, brotándole lágrimas caudalosas, sin intermitencia.
Había comprendido que su ojo no lloraba ante la tristeza, sí ante un emotivo y profundo júbilo.
ENCUENTRA TU SUR Y ENCONTRARÁS EL COMETIDO DE TU VIDA, SI ALGO TE FALTA ES PORQUE ALGO TE SOBRA, ENCUENTRA CON QUIEN COMPARTIRLO.
ENCUENTRA TU SUR!!!
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