Hace miles de años, un hombre caminaba por las calles oscuras de una ciudad
de Oriente con una lámpara de aceite encendida.
La ciudad se tornaba muy muy oscura en noches sin luna..., como aquélla...
De pronto encuentra a un amigo, quien lo reconoce y le dice: ¿Qué haces,
ciego, con una lámpara en la mano?, si tú no ves..
Es que yo no llevo la lámpara para ver mi camino; conozco la oscuridad de
estas calles de memoria; llevo la luz para que otros encuentren su camino
cuando me vean a mí...
Cada uno puede alumbrar el camino para sí o para que sea visto por otros,
aunque aparentemente no lo necesiten...
No es fácil alumbrar el camino de otros...
Muchas veces en lugar de alumbrar, oscurecemos el camino de los demás...
¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio,
el resentimiento..., el no escuchar...
Todos pasamos por situaciones difíciles... o sentimos el peso del dolor en
determinados momentos de nuestra vida...; Pero no irradiemos
indiscriminadamente nuestro dolor cuando alguien desesperado, intenta
encontrar sostén en nosotros...
Ayudemos a los demás sembrando una luz de esperanza en su corazón herido...
Nuestro dolor se minimiza cuando ayudamos a otros a sobrellevar el suyo...
D/ A |