Sin titulo
Hoy me han vendido como la vaca del marcado oro he costado a la saña mal sana de mis enemigos frías manos me toman llevándome.
Sabiendo ciertamente qué me espera cierro los ojos: abro mi mente y me entrego. Duros hierros arrancan mi carne con cada movimiento tengo puesta la corona de un reino que nadie entiende he saboreado mi sangre ferrosa que sabe a vida y no a cordero.
Soy hombre de palabra. no pienso lavarme las manos, así como aquel que creyó en las voces humeantes de la chusma iracunda, oportunista, soberbia y orgullosa; no me arrepiento de nada.
Sé que mi enemigo intimo me acompaña me tortura más que mis captores, pero estoy tranquilo, me he entregado a la muerte. Para amainar mi tristeza imagino cosas mejores y me refugio en recuerdos como el de las aguas bajo mis pies o el de las personas que quise.
Estoy solo desnudo hambriento con frío herido... mas por decisión propia he escogido ser hombre, pero con el tiempo me han vuelto humano.
Son críticos mis ultimos momentos sobre esta tierra soy el rey de la "nada" y siendo rey divino y ungido estoy al lado de dos ladrones... ¡Que vaga es la justicia de estas criaturas! no me mata la lanza los clavos o un infarto, me mata la certeza de que soy yo mismo ante un mundo incierto que se encuentra en pañales.
Si la historia me "absuelve" o si la parto en dos no me importa, hago estas meditaciones a antes del último suspiro veo caer el sol, me pesan los párpados cedo ante todo... ya no existo.
¡Háganse las Tinieblas!
Krissel Blanco
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