El director de esta pequeña joya se llama Arev Manoukian, y la música es de Samuel Bisson. En ella se nos narra con magnífico pulso el instante de conexión profunda que sucede entre dos desconocidos en una calle cualquiera de la ciudad.
El mundo surrealista y onírico del que se vale el director es el más adecuado para contar algo tan inaprensible como es la atracción entre dos seres humanos. Hay muchas formas de amar, pero ese mágico momento donde todo parece posible es fácilmente reconocible por todos, ¿verdad?
Os recomiendo que lo sintáis además de verlo. La magia existe…