Como una balsa ardiendo en el centro del agua, una bañera terca rebosa lentamente en mitad de la noche. La tibieza del agua desatada, liba la flor de las mareas acarrea cigüeñas y tortura con zarzas y gacelas ríos de oscuridad.
Así el agua ha llagado la humedad de mi vientre y deposita almendros sobre mis pies descalzos. Ya sólo espero el relato del agua, la lenta supuración del llanto.