NO ES LA PRIMERA VEZ
Se ha comenzado a comparar la tendencia a las altas temperaturas invernales de los últimos años, con una situación semejante vivida anteriormente.
El Instituto para la Investigación Científica de New Braunfels, en Estados Unidos, y la propia NASA, han explicado que durante la Edad Media, entre los años 800 y el 1100 también hubo un calentamiento global. De hecho, un trabajo de la NASA con polen extraído de sedimentos de Hudson Valley, cerca de la ciudad de Nueva York, reveló que en esa época sólo había especies arbóreas adaptadas a los climas más cálidos y secos, como pinos de clima templado y nogales americano. Sin embargo, antes de este tiempo constataron que había robles y otras especies adaptadas a climas más fríos y húmedos.
Pues bien, estos estudios demuestran que el calentamiento global de la Edad Media es similar al que estamos viviendo ahora, con la gran diferencia de que ahora hay otros parámetros con valores diferentes, como el dióxido de carbono (CO2) y el aumento de las radiaciones solares, lo que ha llevado a buena parte de la comunidad científica a pensar que este fenómeno está producido, en gran medida, por la actividad industrial del hombre.
Al calentamiento medieval siguió la llamada “Pequeña Edad de Hielo”, una época comprendida entre la mitad del siglo XIV y la mitad del siglo XIX, donde las temperaturas cayeron abruptamente.
Salas y otros (Nuestro Porvenir Climático, 2001) mencionan que en España, el Ebro se heló siete veces entre 1505 y 1789. Algunos autores atribuyen causas humanas a esta fluctuación climática, ya que al enfriamiento podría haber colaborado la disminución de la población humana causada por la epidemia de la Peste Negra en Europa, que asoló Europa entre 1347 y 1351, y mató cerca de un tercio de la población del continente, con la consiguiente disminución de la actividad agrícola y la deforestación, actividades que favorecen el calentamiento global.
La “Pequeña Edad de Hielo” coincide también con la conquista de América, y la consiguiente brusca disminución de la población en este continente debido a las enfermedades introducidas por los europeos en el Nuevo Mundo, que se calcula mataron a unos 50 millones de personas, el 90% de su población nativa. América permaneció casi despoblada entre los siglos XVI y XVIII. Disminución de la población que permitió la recuperación de sus bosques y selvas, que ayudaron a la captura del CO2, disminuyendo el nivel de este gas de invernadero de la atmósfera y causando un enfriamiento en el planeta.
Los bosques volvieron a ser talados tras la llegada masiva de inmigrantes durante el Siglo XIX, en pleno auge de Estados Unidos y de la Era Industrial.