¿Sabías que una sola taza de té contiene tanta humedad como para
cubrir tu vecindario con una niebla de varios metros de espesor? ¡Es
sorprendente cómo tan poca agua, pero extendida de manera tan fina,
puede impedir nuestra visión de manera absoluta! Por lo general, nos
molestamos cuando la niebla estorba nuestro viaje. Todo conductor
sabe que la niebla impide tener una buena visibilidad, al mismo
tiempo que aumenta los riesgos de accidentes en las carreteras.
Sin lugar a dudas, esto es un cuadro real de lo que significa las
preocupaciones. Tanto en la niebla como en las preocupaciones,
pronto perdemos la perspectiva de que un poco más arriba, el sol
continúa brillando en todo su esplendor.
Los profesionales médicos aseguran que el 45% de nuestras
preocupaciones tiene que ver con el pasado, y el otro 45% con el
futuro. Solo el 10% de nuestras preocupaciones tienen que ver con un
presente real. Además, solo una de cada diez preocupaciones se
convertirá en realidad, y por lo general no podemos hacer nada para
evitar que suceda.
No es de extrañar, entonces, que Jesucristo nos diga en Mateo
6:34: “No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana
traerá su afán”. El afán y las preocupaciones aparecen cuando nos
olvidamos que existe un Dios que dirige todos los destinos del
universo. Cuando el ser humano tiene sus pecados perdonados y
disfruta de la presencia de Dios en su corazón, entonces puede poner
a las preocupaciones en la correcta perspectiva.
No dejes que el afán y las preocupaciones te consuman, confía en
Dios e invítalo a entrar a tu corazón.
Recuerda… las más grandes neblinas contienen muy poca agua, pero
extendida de manera tan fina que impide tu visión casi por completo.
de la red