Yo soy el enemigo
Bien, estás frente a mí y tu cuchilla se va a insertar en mi torso; pobre animal absurdo: no sabes que yo soy “el enemigo”? Está bien, todo va bien: Clavas tus ojos en mis ojos… Tu acto es claro y considerado: Los sobrantes como tú son bienvenidos a mi liturgia de cadáveres.
Te vas acercando mansamente, con miedo, todo está hecho. Eres uno de tantos a los que voy enterrando en mi vergel de amonestaciones.
Adecuado… Estás frente a mí y tu sucia mano re tiembla cual bajel en arenas movedizas; enseguida estarás muerto, rendido en el averno, y yo cataré gratamente otra copa de vino-vida conmemorando que fuiste uno de tantos.
Alexander Vórtice
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