Definitivamente, encuentro difícil describir con exactitud como me siento. Sería mucho más fácil solo dejar de sentir. No consigo ponerle nombre. Siento rabia, también.
Cuando paro delante del ordenador, las ideas se atrofian y los sentimientos se esfuman.
Bloqueo completo, ya ni las lágrimas fluyen con normalidad. Una jornada equivale a toda una vida entera cuando necesito que termine, y los días buenos pasan en el espacio entre dos suspiros.
Será, supongo, por que todo es relativo.
Hasta la oscuridad lo es. Por eso no me preocupa el presente.
Mis ojos terminarán haciéndose al entorno que los rodea y conseguirán ver incluso aquí. De cualquier forma, es alentador pensar que puedo caminar por el mundo sin tener que soportar tanta calamidad que encuentro a mi alrededor.