Comparto de mi correo.
ME ASOMARÉ A TU SEPULCRO, SEÑOR
Y, entonces, sólo entonces
me alegraré de haberlo encontrado vacío
con vendas y sudario por el suelo
pues, al asomarme y ver todo eso,
estaré intuyendo lo que me aguarda en el futuro:
¿Tú has resucitado?
¡También yo resucitaré, Señor!
¡Gracias, Señor!
¡ALELUYA! ¡HA RESUCITADO!