Yo culpable
Tengo el deseo de esculpir tus sueños, en el recorrido de una lágrima, porque desde siempre, el llanto en tus ojos ha sido en mis labios la risa.
Tu caminar me guía y me agota hasta que te pierdo en un lejano horizonte, al que nunca termino de llegar.
Suspiro, y el aliento que aún no pierdo, jamás tu piel llega a sentirlo, porque fulminó tus esperanzas, con una mirada fría.
Ayer vi pasar una estrella fugaz, y la maldije, por ser cómplice de mi agonía, y terminé pidiendo un deseo, que jamás se me dará.
Tuve el deseo de desaparecer en tu tristeza y aclarar que no ser sincera, no es mentir sobre algo, es solo callar una verdad, que te atormenta en cada segundo que nunca viviste a plenitud, me tragué los cristales, que lastimaban tus mejillas y cedí ante el tiempo, el horrible presentimiento de caminar descalza por el techo.
Pensé en un mundo muy lejano al mío, en donde el aire que ahora me falta, no es indispensable para mí.
Terminé creyendo en cuentos de brujas y hadas, el mismo camino tenebroso, pero aún no escribo un final feliz.
Un final inesperado, en donde todo fue leyenda, donde jamás existí, porque opaqué tu vida, la llené de nubes, la sofoqué en un prolongado llanto, y yo, tu reflejo, agudicé la tristeza en tus ojos, aunque después, habría de suplicarte, que en tus peores pesadillas jamás te olvidarás, que yo causé en ti, el peor sentimiento de esparcirte en trozos perdidos en el aire, para no ver mas lo que te aterra y solo arrastrar tu vida, hacia un desconcierto que duele y no mata, que te funde en el silencio de cuatro paredes grises, que lloran a través de tus ojos.
Colaboración de Karina Aguilar México
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