El Jardinero...
Era un paisaje imponente, toda la tierra aparece blanca, cubierta de un grueso manto de nieve; solo la blancura perdiéndose en el horizonte es visible. Desde lejos el viajero se destaca como un punto negro en aquella inmensidad. . . pequeño, solo. Pero acerquémonos a él, algo muy interesante lo debe haber llevado hasta este paraje. . .una fuerza superior lo debe sostener, pues solo un corazón muy valeroso puede atreverse a enfrentar esta soledad. . . .Escuchemos lo que piensa, unámonos a él en esta difícil travesía . . .!
" Dame fuerzas mi Dios. . .no me abandones. . .muchos días llevo en este sendero y solo encuentro soledad frió, desesperación . . . .¿ Habré equivocado el camino? ¿ Me habrá engañado la voz que escuché? Mi visión cada vez se acorta más. . la niebla y el viento blanco me cierran el paso, Pero mi determinación esta tomada, si no encuentro lo que busco aquí quedaré ¡ Cuando se ha visto por un instante la luz no se puede vivir ya sin ella. " Así pensaba el viajero mientras su paso estaba cada vez más débil. La nieve se arremolinaba ante él, lo envolvía como queriéndolo detener para que no llegara a su destino. De pronto su pie resbala, su cuerpo cansado y agotado cae. Queda postrado de rodillas en el suelo inmaculado en el camino. La desesperación va llegando a su corazón, pero entonces el viento barre un poco la bruma que lo envuelve y . . . allí, algunos pasos mas adelante, halla algo, ve un contorno borroso que se confunde con la blancura de la nieve, pero no cabe duda, allí esta lo que el viajero buscaba: "¡ Gracias Dios mio, no me has abandonado.!" Se levantó lentamente, ya no sentía el cansancio, las dudas se habían disipado, avanzo sin prisa, extasiado a su paso la fina ventisca se iba abriendo, dejando ver una amplia muralla que se perdía a ambos lados. Al frente se destacaba un portal de gruesas maderas .Nuestro viajero se arrimó cauteloso, tras unos instantes de vacilación se irguió y con decisión golpeó 1, 2 3 veces. . . . luego el silencio, la espera, . . . le recibirían?, Lo considerarían digno? Todo era tan desolado, tan desierto que llego a preguntarse si realmente viviría alguien allí? El frió se hacia sentir cada vez más y la duda también. El tiempo transcurría y nada, llamaría nuevamente? . . . . Ya lo iba a hacer cuando percibió un leve crujido y vio que una pequeña ventanita se abría. A través de ella pudo ver un par de ojos que lo observaban atentamente. Luego, sin mediar palabra, se volvió a cerrar y después la gran puerta se entreabrió, pesada, lenta. Tal vez hacía mucho tiempo que no se abria.
La nieve acumulada en sus rincones cayó sorda al piso. De este lado el espacio era inmenso. El sol brillaba esplendoroso iluminando bellos jardines. Reinaba una armonía que se podía oler, palpar, respirar. Todo estaba rodeado de caminos bellamente trazados por entre las plantas y las flores. E n los lugares mas apartados habian cómodos bancos que servían de reposo y lugar de meditacion a los monjes que allí vivían. Se percibía un silencio muy especial en el que se escuchaba algo indefinido. Era un silencio lleno de vibraciones calmantes, relajantes .A lo lejos se divisaban grupos de casas blancas con grandes galerías. Por ellas iban y venian los habitantes dedicados a sus tareas. -continuará-
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