Hoy recuerdo tantos momentos
que juntos hemos compartido en la vida,
risas, llantos, diversos sentimientos,
y hasta una que otra dolorosa herida.
Definitivamente no somos perfectos,
hay demasiadas cosas que aún no hemos superado,
como es natural, estamos llenos de defectos,
pero hemos de seguir intentando alcanzar lo tan ansiado.
Quizás hasta nuestra poesía ha cambiado,
antes todo era color rosa y dorado,
y ahora el peso de las penas nos ha llenado
de sentimientos que ni hubiéramos imaginado.
Pero lo que importa es que aún estamos juntos,
tras tantas alegrías y tristezas,
y tras todas las casi proezas
que hemos requerido para unir nuestros mundos.
Hoy ya somos una familia,
hemos dejado muchas cosas
para recibir otras mucho mejores
y aunque muchas veces es difícil y duele,
al final sabemos que tenemos una meta clara.
Ya son cinco largos años de casados,
no ha sido fácil llegar hasta aquí,
y aún nos queda vivir muchas veces esa cantidad,
hasta que a alguno de los dos le llegue la hora de partir.
No puedo prometerte que seré maravillosa,
porque siento que sería una inmensa mentira,
pero sí te prometo hacer mi mejor esfuerzo,
para afrontar juntos las pruebas que nos prepare la vida.
Sólo te ruego tu paciencia,
y espero que no suene a exigencia,
pero necesito tenerte siempre a mi lado,
para algún día llegar a decir: ¡lo hemos logrado!