Sólo hay una manera de ser feliz:
complacer a su Amado Supremo.
. La dicha divina es algo que sentimos en nuestro
corazón devoto y aspirante. También sentimos la
dicha en la mente buscadora. El deleite es algo
que sentimos desde los pies a la cabeza; todo el ser
lo disfruta. El deleite lo sentimos por todo el cuerpo
cuando estamos totalmente dedicados
y escuchamos sin condiciones
los dictados del Supremo.
Sólo dos veces soy feliz:
una, cuando pongo mi corazón amante
a los Pies de mi Amado Supremo,
otra, cuando ordeno a mis efímeros pensamientos
que obedezcan Su Voluntad.