Hoy me ha llegado un correo de una amiga alertándome sobre una planta de interior muy popular y utilizada como ornamentación en muchas casas: la diffembachia o diefembaquia. La verdad es que al ver la imagen no tengo ninguna duda de que no solo la he visto decorando muchas casas, sino que podría asegurar que en algún momento la he tenido en mi casa.
Movida por la curiosidad he intentado recabar información sobre esta planta y he podido comprobar que sobre este tema hay bastante polémica. Mientras que algunas voces hablan de un potente veneno de consecuencias letales, otras centran el tema en una toxicidad bastante leve o en posibles reacciones alérgicas.
Botanical Online habla de una toxicidad media debida a los cristales de oxalato de calcio y el ácido oxálico presentes en su savia. Los cristales producen microincisiones por las que penetra el ácido, irritante al contacto con la piel, produciendo en mayor o menor grado dermatitis, ampollas, úlceras, enrojecimiento y picor. Por ingestión produce inflamación del sistema digestivo con vómitos y diarreas. Al ingerir algún trozo de la planta, la reacción es de inmediata irritación, lo que impide que se siga masticando, impidiendo una intoxicación aún mayor.
Estoy pasando unos días en casa de mis padres y he recordado un viejo libro, la Guía Práctica Ilustrada para el Cuidado de las Plantas de Interior, de la Editorial Blume, que lleva casi treinta años en la librería paterna que he leído y releído en muchas ocasiones, y me he lanzado a por él en busca de algo de información analógica. Aquí hablan de una manera un tanto superficial sobre la toxicidad de la planta, pero la dan como cierta, aconsejando lavarse las manos después de tocarla.
Parece bien cierto y comprobado pues que la savia de la diffembachia o diefembaquia es tóxica, y por tanto no me explico muy bien cómo sigue vendiéndose en todos los viveros y comercios del ramo sin ninguna advertencia ni indicación preventiva. No creo que a nadie en su sano juicio se le ocurra hacerse una ensalada con las plantas de interior, pero ya sabemos que los niños son muy aficionados a los experimentos o a jugar a las comiditas (que mejor supermercado que una bonita maceta), por no hablar de los animales domésticos que pueden acabar mordisqueando sus hojas.
Si tienes en tu casa esta planta al alcance de niños o animales domésticos, valora la conveniencia de conservarla o no, una planta no vale un susto. Si no es así y no quieres deshacerte de ella, ten unas cuantas precauciones, utilizando guantes al manipular sus hojas y cuidando que no queden restos de estas en el suelo.