Necesidad de la Educación
En el tiempo en que no existía la locomoción fácil en la tierra,
un gran rey simpatizó con fogoso caballo de colores claros,
de la creación de su casa:
pero, a lo desearlo para los servicios del palacio,
fue así informado por el jefe de las cavalariças:
-Majestad, este animal es vitima de muchas tentaciones.
Basta que se mueva, de leve,
para asustarse y ocasionar desastres.
Una simple hoja seca en la carretera es razón para
incontables coices.
El rey oyó, atento, y afirmó que remediaría la situación.
El día siguiente, mandó atrelá-lo el enorme carro de limpieza,
donde el caballo se vio tan preso que no puede
hacer otros movimientos, además de los necesarios.
Después de algunas semanas, el monarca determinó
hiciera él el duro servicio de los burros,
transportando cargas pesadíssimas.
A comienzo, el animal se rebelaba,
escouceando el aire y relinchando fuertemente:
sin embargo, fue tantas veces visitado por los gritos
y por los látigos de los peones y tantos fardos soportó que,
al fin de algún tiempo, era un modelo de mansidão y brandura,
siendo colocado en el servicio real,
con grande contentamento para el soberano.
Así acontece con nosotros, en la vida.
Destinados al trabajo de la Gana de Dios,
se vivimos entregues a las tentaciones del mal,
desobedientes y egoístas, determina el Señor
que seamos confiados a la lucha y a la provação,
a la dificultad y al sufrimiento, los cuales, poco a poco ,
nos enseñan la humildad y el respeto, la diligencia y la dulzura.
Después de que pasemos por los varios procesos
de educación indispensable a nuestro burrilamento,
seremos entonces aprovechados, con éxito y seguridad,
en los servicios generales de la Bondad de Dios,
junto de nuestros hermanos.
de la red
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