
A SUS PLANTAS SE AGITAN LOS HOMBRES
A sus plantas se agitan los hombres, como el salvaje hormiguero en cualquier rincón oculto de un camino olvidado y desierto. ¡Cuál le irritan sus gritos de júbilo, sus risas y sus acentos, gratos como la esperanza, como la dicha soberbios!
Todos alegres se miran, se tropiezan, y en revuelto torbellino van y vienen a la luz de un sol espléndido, del cual tiene que ocultarse, roto, miserable, hambriento.
¡Ah!, si él fuera la nube plomiza que lleva el rayo en su seno, apagara la antorcha celeste con sus enlutados velos, y llenara de sombras el mundo cual lo están sus pensamientos.
Rosalía de Castro
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