Como el perfume de gardenia, y nieve su color, a tu alma me encadena sin argollas, sin rejas, ni condena, en dulce sensación suave y leve.
Mi corazón con ello se conmueve y exento está de cuitas y de pena. Tu gracia, en alegría le adocena, sin que le importe el sol o de si llueve.
Eres la musa de la pluma mía, que a través de tu mano pinta flores; o del teclado de mi ordenador,
que trasmuta en soneto o elegía y organiza tu mundo de colores bajo el prisma del liberado amor.
 Comweb 21 de noviembre de 2002
Autor: Raphael
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