Cual de un jardín florido, la primera, a esta vistosa flor yo la comparo, luciendo su belleza como un faro de romántica luz de primavera.
Y mi verso, ser digno ya quisiera de tan sutil belleza, sin descaro; anémona de amor, de paz y amparo, que lleva su verdad en bandolera.
Sale tanta ternura de su planta, como ilumina un Febo refulgente con sus rayos de gloria y de consuelo.
De emoción se me anuda la garganta, y le he de confesar sinceramente que ésta anémona es el bello cielo.
|