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Un grupo de investigadores de la Universidad de California en Irvine
ha descubierto que comer alimentos ricos en grasa promueve la
formación de recuerdos a largo plazo de dicha actividad. El estudio se
añade al trabajo reciente de esos mismos expertos relacionando las
grasas en la dieta con el control del apetito, y puede ser un paso
previo a nuevos enfoques para el tratamiento de la obesidad y otros
trastornos alimentarios.
Daniele Piomelli colaboró con James McGaugh, un reputado experto sobre
los mecanismos cerebrales del aprendizaje y la memoria, para examinar
cómo las grasas alimentarias facilitan la retención de los recuerdos.
Los estudios anteriores de Piomelli identificaron cómo los ácidos
oleicos de las grasas se transforman en un compuesto llamado OEA en la
parte superior del intestino delgado. El OEA envía mensajes de
reducción del apetito hacia el cerebro para aumentar la sensación de
saciedad. A niveles altos, el OEA puede reducir el apetito, producir
la pérdida de peso y disminuir los niveles de triglicéridos y
colesterol en sangre.
Piomelli y McGaugh descubrieron que el OEA también provoca la
consolidación de la memoria, el proceso mediante el cual los recuerdos
superficiales y breves se tornan significativos y de largo plazo. Esto
ocurre al activarse señales que refuerzan la memoria en la amígdala,
una parte del cerebro involucrada en la consolidación de los recuerdos
de sucesos emocionales.
Los investigadores descubrieron que el suministro de OEA a roedores
mejoró su retención de recuerdos en dos pruebas diferentes. Si se
bloqueaban los receptores celulares activados por el OEA, disminuían
los efectos vinculados a la retención de recuerdos.
El OEA es parte del "pegamento" molecular que hace que los recuerdos
se mantengan firmes en vez de disolverse. Al ayudar a los mamíferos a
recordar dónde y cuándo han ingerido una comida rica en grasa, la
actividad de potenciación de recuerdos del OEA parece haber sido una
herramienta evolutiva importante en los primeros humanos y otros
mamíferos.
Las grasas alimentarias son importantes para la salud en general, pues
ayudan a la absorción de vitaminas y a la protección de órganos
vitales. La dieta humana actual en muchas naciones suele ser rica en
grasas, pero ese no fue el caso para los primeros humanos. De hecho,
los alimentos ricos en grasa no son comunes en la naturaleza.
Recordar la ubicación y el contexto de un alimento rico en grasa fue
probablemente un mecanismo de supervivencia importante para los
primeros humanos. Tiene sentido que los mamíferos posean esta
capacidad.
Actualmente, por supuesto, la potenciación de este tipo de recuerdos
puede no ser tan beneficiosa para una cantidad importante de personas.
Si bien el OEA contribuye a la sensación de saciedad tras una comida,
también podría provocar anhelos duraderos hacia ciertos alimentos
ricos en grasa, que, cuando se comen en exceso, suelen causar
obesidad.
Información adicional en:
* UCI
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