CRISÁLIDA
De mudable oruga que se arrastra a elevada mariposa que vuela hasta el inmenso azul. Intervalo de crisálida dorada, perfecta en su metamorfosis. Así quiero ser. Encerrada en el capullo, quiero estar ciega, intento no ver, sólo duermo envuelta en esa seda....No sé que me transformo, que medito, que aunque no quiera, la vida sigue en un cambio imposible de parar, sí... aunque no quiera... Lucho para no seguir viviendo, me aferro al capullo, a la suavidad del entorno en que me aíslo. Como en los sueños. Sin abrir los ojos, sin despertar a la realidad, a lo que duele. No, no quiero sufrir más. Me niego a vivir sin tener esperanza. Ya no soy nada. La vida pasó, la viví ¿la viví? Sí, estás ajada. No te valoran. Lo viejo no existe, tiene fecha de caducidad, ya no vale aunque antaño fuera importante. Escóndete, se siempre oruga, qué más da. Eso basta, así siempre. Alguien observará la ninfa admirado ¿dentro hay algo? dirá con extrañeza. Algo que ya no existe le responderán. Quizás se dio a otros y se olvidó de sí misma. Abandonó ilusiones entregada, sin saber, a distintos amores. No pensó en su belleza, sólo llegó a crisálida y murió. Dejó en falso las promesas de una vida mejor. No confiaba -seguirán diciendo- y nadie comprenderá que la oruga no quiso ser mariposa porque dejó de creer. Jamás la llegó a ver, jamás la sintió, ¿cómo creer en ella? Nadie le aseguró que podría elevarse hasta el cielo, que se posaría en las flores hermosas, que bebería el roció fresco de la noche cuando el sol luciera, que tendría unas alas luminosas que la llevarían hasta fundirse con ese más allá siempre soñado. No lo supo... se arrastraba alzando la mirada hacia algo inaccesible. O no quiso saberlo... o tal vez ya lo sabía pero no supo esperar... o, tal vez... llegó tarde. Ya no había tiempo. El resultado siempre es el mismo. La oscuridad, el final. El cielo se apaga, las nubes te envuelven en una tormenta inacabada, el sol ya no luce y crees que nunca más se encenderá. La mariposa tiene una corta vida, eso si es real, eso si lo sabes, lo vives. De oruga a crisálida en un hermoso capullo de seda, escondida en una belleza incomprensible y luego la hermosura a consecuencia de un dolor de parto. Hay que salir, hay que nacer, hay que seguir, y lo peor... hay, otra vez, que empezar. No, ya no tengo fuerzas, no quiero seguir. Quizás en otra vida la oruga llegó a mariposa y sabe que pronto envejece... que la belleza no dura, que todo se acaba... que todo muere. No merece la pena el esfuerzo. Entonces, para qué luchar otra vez, para qué cambiar si todo cambio perece. No, no quiero vivir, ni envejecer, ni morir. Solo quiero ser... Me oculto en el capullo, crisálida eterna, en perpetua transformación, así siempre dura la esperanza.... tal vez, es la manera de vencer a la vida... escondida... Hay que engañarla para que no sepa que todavía existes.
MARTA-VALERIA
FUENTE:http://www.verweb.com
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