Pequeño Castor:
Sincera estaba sentada con su sobrino bajo la fresca brisa de la tarde, remendando los mocasines. A Pequeño Castor le encantaba estar con su tía porque siempre recibía respuestas francas a sus preguntas. Al ser una madre joven, las preguntas de Pequeño Castor se multiplicaban a medida que crecían sus niños.
"Tía, me gustaría que mi sueño de tener una casa más grande para mi familia se convirtiera en realidad, pero siempre pasa algo que destina los materiales que hemos reunido para otro propósito".
Riendo entre dientes suavemente, Sincera contestó: "Ése es el camino de la vida, Pequeño Castor. La lección consiste en aprender a construir tus sueños de la misma manera que el Castor construye su dique. Para entender cómo se hace, debes observar todo lo que hace el Castor. La verdad de tu observación te mostrará el camino".
Dos lunas más tarde, el Pequeño Castor volvió a casa de su tía, sonriendo de oreja a oreja y hablando sin cesar: "¡Ya lo entiendo, Tía, lo conseguí! Observé al Castor y descubrí que no tenía que acumular y reunir todos los materiales antes de empezar. Usamos todos los que teníamos, construyendo nuestra nueva casa, habitación por habitación. Al principio estaba asustado, pero cuando terminamos lo que teníamos, hallamos fácilmente los nuevos materiales que necesitábamos. El Castor continuó añadiendo partes a su dique, cortando árboles nuevos cuando los necesitaba. Vi cómo me enseñaba, seguí su ejemplo y construí mi sueño".
Desconozco al autor