Y ahora ¿qué?
Que voy a hacer ahora que tú ya no estás, se que tengo que superarlo y salir adelante, pero es tan difícil… Intento no pensar en ti pero simplemente ¡no puedo! ¿Por qué me dueles tanto?, no lo entiendo ¿Por qué dejaste que te amara así?, ¿para qué? si al final me dejarías triste y sola únicamente con tu recuerdo.
Un recuerdo que lejos de consolarme me lastima aún más, porque me hace extrañarte como a nada en este mundo.
Mi niño ¿por qué permitiste que me quedara sola?… ¡sin ti! Pensé que podría estar lejos de tu compañía. Sabía que me iba a costar mucho acostumbrarme, pero esto, ¡es demasiado!, un peso enorme con el que simplemente… ¡no puedo! ¡Que difícil es amar así!, y más aún… ¡olvidar!
¿Por qué si el amor es tan dulce, cuando termina deja un trago amargo? Esas heridas de amor no sanan nunca, siempre te quedan en la mente y corazón para siempre.
Con un beso y un abrazo terminamos nuestra historia, una despedida absurda y vacía… Aún así, dejé que te fueras, llevándote contigo mi corazón, mis alegrías y mi alma entera…
Todo eso eras para mí… Sin embargo el adiós fue inevitable, pues ya no había la misma ilusión… Tu amor por mí se fue apagando, no hiciste nada por tratar de recuperarlo… Yo salí de tu corazón.
Pero respeté tu decisión, tus sentimientos. Por eso tomé esta tonta medida, y digo tonta, porque no le hago entender a mi corazón que fue lo mejor, al menos para ti.
Porque no soy tan egoísta pensé en ti, nunca en mí, de lo contrario, nunca, nunca… te dejaría marchar… Prefiero que seas tú feliz, aún sabiendo que me podría morir sin ti.
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