La rosa
Erase una vez un hombre solitario de un gran corazón y pero con un gran vacío de espíritu ya que no encontraba su amor. Su oficio era jardinero, y su pasión el arte de cultivar todos tipos de flores y plantas en los distintos jardines que
laboraba.
Era tal su pasión en la labor que realizaba que se ganó el respeto y cariño de muchos que iban conociendo su arte tan eficiente.
Tal era su arte, que muchos lo llamaron: Rafo, el maestro jardinero. Su labor de jardinero fue reconocida por muchos hogares en su pueblo, pero siempre se esmeraba en un hogar en particular donde vivía una hermosa dama llamaba Ana Rosa, mejor conocida por Rosita por sus amigos y familias. Rafo al ver tan hermosa doncella que a veces se paseaba mientras laboraba, quedo tan estático que no podía creer que estuviese viendo un ángel caminando en su jardín preferido de unos de los hogares al cual era contratado.
Rafo decía: ¡Que hermosa doncella! ¡Es un ángel caído del cielo… pero no me atrevo mirarla fijamente… no me atrevo hablarle.
¿Cómo podré llamar su atención?
Pero pasaban los días y las semanas, y más crecía su ansiedad y su sed de amor por Rosita.
Latía su corazón desesperadamente cuando veía a Rosita, pero su miedo y su timidez lo ahogaban a la vez.
Decía : “Dios dame fuerzas para dar el frente a tan hermoso
Ángel… dame palabras para expresar mi amor por
Ella.”
Un día mientras plantaba unas semillas de rosas, Dios le dio luz a su mente y se le ocurrió una idea:
“Si planto estas rosas, las cuido y las amo con todo
mi corazón como si fuera Rosita quizás llamaría su
atención”
Transcurrían las semanas y seguía Rafo perseverando en su meta. Hasta que las rosas crecieron, pero solo una rosa sobresalió en belleza y esplendor. Rafo quedo tan deslumbrado que comenzó a decirle:
“Hola como estás, eres tan hermosa, eres un ángel caído del cielo, si supieras desde que te vi. Por primera vez, mis ojos querían cegarse por la luz de tu belleza, perdóname mi Rosita pero tenía que expresarte lo que siento porque si no me vuelvo loco o explota mi corazón”.
Pero Rafo a tan expresivas palabras no se había dado cuenta que Rosita en unos de sus paseos de jardín, hacia rato estaba detrás escuchando tan hermosas y sinceras palabras. Rafo al darse cuenta su vergüenza se apodero de su sonrojada cara, y su tembloroso cuerpo. Lagrimas brotaron por sus ojos. Pero Rosita contesto:
“Hola , te llaman Rafo , he oído de tu persona y tu arte, hace tiempo te vengo observando y admirando tu pasión en tu labor, pero disculpa que a tus espaldas haya oído las mas hermosas palabras que yo haya escuchado en mi vida.”
¿Es verdad lo que has dicho a esa rosa?
Rafo al oír esa pregunta, levantó su mirada fijamente y brillaron sus ojos frente a Rosita , contestando:
“ SI… LA ROSA ERES TU.”
En ese momento le brillaron los ojos a Rosita y contestándole a Rafo:
“GRACIAS MI AMOR”.