Foto: Tete Alvarez
Sombras robadas
Ya está, me cansé! Hoy está lloviendo de nuevo, una lluvia fina y densa llena la calle. No hay sombras: el velo gris que cubre la ciudad las ha raptado. Los coches y las personas se mueven como fantasmas sin ellas y yo ya hace un tiempo que me siento como una zombie aquí en la oficina, sin mi sombra.
De vez en cuando algunas logran escaparse de las garras húmedas de las nubes y aparecen por un instante pegadas a los piés de algún transeunte despistado que no llega a percatarse de su vuelta. A dónde irán las sombras cuando no las llebamos con nosotros, las que por alguna casualidad consiguen escapar de esa mirada que a todo le quita la luminosidad? Se irán a recorrer otras calles bañadas por el sol o se quedarán en casa esperando a que volvamos, junto a la bombillita de 25kw?. Da lo mismo, de todas maneras no tardan mucho en volver al vil mundo gris que ya hace unos días las tiene en su poder.
No importa cuánto gritemos desde aquí abajo que queremos que nos las devuelva, que lo amenacemos con cohetes y fuegos artificiales que desgarren a girones sus bolas de algodón. No importa cuánto supliquemos por ellas, no quiere hacer ningún trato, ningún intercambio de días lluviosos en verano por unos cuantos de sol en el invierno. El muy traidor sabe que en verano nos haremos los desentendidos y le reclamaremos una vez más nuestras sombras clavadas en la acera.
Pero hoy me he cansado, en cuanto llegue a casa voy a planear unas buenas vacaciones al sol, me voy a ir junto con mi sombra a recorrer playas y montañas, ríos y mares. La voy a llevar bien pegadita a la punta de mis zapatos con superglue y sólo me la quitaré por las noches, cuando me vaya a dormir.
Esta tarde voy a pensar un plan de huída para sacarla de su carcel gris y fugarme con ella.
Delirado por Susana Aparicio
cronicas-urbanas.blogspot.com