Negabas que no te quería,
tu presencia yo ignoraba
y una tarde de algún día
a mi alma tú llegabas;
Valiente así te atrevías:
a decirme, ya sin trabas:
"Niña, por tí viviría,
si en tus ojos encontrara
la respuesta de alegría
que a tus labios me acercara
para andar por esta vida
de la mano, cara a cara".
Yo, quedándome aterida,
a responder no acertaba
sin saber que eras la dicha
que el cielo me reservaba.
_Casimirocordobés_